domingo, septiembre 28, 2008

motosEL PARTIDO ANTI - NACIONAL (PAN)

Tomás Oropeza Berumen


México, 2008-09-28.-La crisis económica y social que atraviesa Estados Unidos y sus repercusiones en México, así como la ineptitud del presidente impuesto Felipe Calderón para gobernar a un país cada vez más polarizado y crispado, están provocando fisuras al interior del Partido Acción Nacional (PAN) evidenciando su vocación entreguista ante las grandes potencias.

Y mientras Calderón hacía gala de su servilismo ante los políticos y banqueros norteamericanos, la jerarquía blanquiazul aplaudía las acerbas críticas del ex primer ministro de Francia Dominique de Villepin a la estrategia de combate a la delincuencia implementada por el michoacano, manifestándose de este modo que en esa agrupación, los descendientes de Miramón y Porfirio Díaz, de nuevo están en búsqueda de socios económicos, y también de asesores en la lucha contra la amenaza de la insurgencia a la que, igual que los gringos, deliberadamente “confunden” con terrorismo.

Calderón en New York

Ya no se conforma con mentir descaradamente en el país al que todos los días traiciona para beneplácito de las corporaciones trasnacionales y los gobiernos de Estados Unidos y España. Ahora también se presenta como apologista del neoliberalismo en medio de una crisis económica -más grave que la de 1929- que desde Estados Unidos se esta extendiendo a todo el mundo.

Siempre a destiempo proclama su fe en el mercado, justo cuando el gobierno de Bush implementa el mayor rescate financiero de la historia del capitalismo tratando de mantener a flote la declinante potencia de las barras y las estrellas ensangrentadas.

En medio del pánico provocado por la quiebra de los grandes bancos estadounidenses y del evidente fracaso del modelo de libre mercado, en el contexto de la discusión entre republicanos y demócratas sobre las modalidades de una intervención de emergencia, balbuceando incoherencias en inglés, el comandante en jefe del ejercito mexicano y todas las policías habidas y por haber que libran una inútil pero lucrativa guerra contra el narcotráfico, Felipe Calderón, el presidente de facto que hace unos meses vislumbraba un México que en cosa de tres décadas se transformaría en una potencia económica, sostiene que “la crisis será pasajera” y que la pulmonía gringa no repercutirá en México.

Pero la cosa es tan grave que hasta el secretario de Hacienda Agustín Carstens, reconoció que por la desaceleración de la economía gringa se desplomarán las remesas nomás un 8% (2 mil 500 millones de dólares) enviadas por los 10 millones de mexicanos que trabajan en el otro lado del Río Bravo.

El michoacano, aprovechándose del atentado del 15.09 en la capital de su estado natal, Morelia, llamó a todas las fuerzas políticas del país a unirse bajo su conducción, logrando unanimidad de todos los sectores sociales pero en su contra.

Buscando asesores europeos

Hasta en el PAN se escucharon críticas a su estrategia de combate al narcotráfico, en la conferencia magistral Los desafíos del mundo y la relación de México con la Unión Europea, el miércoles pasado por el ex primer ministro de Francia, Dominique de Villepin, en la sede nacional del PAN ante la crema y nata del panismo aconsejó: “para combatir la delincuencia organizada debe utilizarse más imaginación”.

También sostuvo que en cualquier país democrático el combate a la delincuencia y el terrorismo está condenado al fracaso si se da prioridad al uso del ejército y las policías y no al empleo de sistemas de inteligencia y de cabal detección de los sistemas financieros empleados por el hampa.

El autor de Los primeros cien días, (sobre la vida de Napoleón) y representante de la derecha de una nación imperialista que hace casi medio siglo perdió el dominio colonial ejercido en Viet Nam y Argelia, hasta la victoria de las luchas de liberación nacional, sostuvo lo que cualquier manual advierte sobre el uso del ejército: “ no tiene que ser elemento central, sino acompañar de modo muy escogido, y respetando las reglas de la democracia, porque el terrorismo y el crimen organizado se nutren de la incapacidad de las democracias de no respetar (sic) sus propios principios”[1].

El autor de la Ley de Primer Empleo que provocó grandes manifestaciones de rechazo y huelgas universitarias porque permitía el despido sin justificación en los primeros dos años de labores, también habló de que es necesario “un gobierno fuerte” capaz de convocar a la cohesión social y coincidiendo con los representantes de otras naciones imperiales e intervensionistas apuntó que es indispensable llevar a cabo más reformas estructurales.

Otro aspecto del discurso de quien se desempeñó en puestos clave del Ministerio de Asuntos Extranjeros de su país es la identificación de terrorismo con insurgencia, igual que en la época de la guerra de liberación nacional en Argelia y Viet Nam, naciones donde el ejército galo puso en práctica una sanguinaria política contrainsurgente (Véase La Batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo)

No es posible pasar por alto que en los días recientes varias organizaciones político militares que constituyen la Coordinadora Nacional Revolucionaria, por un lado y por otro el PDR- EPR emitieron sendos comunicados acusando al gobierno de Calderón de ser el beneficiario del atentado terrorista contra el pueblo moreliano.

Ya es inocultable para sectores cada ves más amplios del pueblo mexicano que en México no hay democracia y que el único terrorismo que existe es el que la oligarquía practica desde el gobierno y con el uso de las fuerzas represivas del Estado, como el 2 de octubre de 1968, en la guerra sucia de los setenta, contra los pueblos indígenas en Guerrero, Oaxaca (contra la APPO), Chiapas, Chihuahua, Michoacán (con un incremento del 300% en los casos de tortura), Sinaloa, etc. Y desde los atentados del 11.S en EE.UU., con el Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (Aspan) y el Plan Mérida, el país es considerado dentro del área de seguridad de ese país y el ejercito se ha convertido en un instrumento al servicio de intereses extranacionales, en una fuerza de ocupación, tal como lo perciben en las entidades donde realiza operativos conjuntos: Chihuahua, Sinaloa, Oaxaca, Guerrero, donde las violaciones a las garantías individuales y los derechos humanos ocurren por decenas sin que se logren detener las ejecuciones, decapitaciones, “levantones” y el prospero negocio de estupefacientes.

Villepin describió lo que pasa en el país al describir el peor de los escenarios, mismo que ya es una realidad: “lo peor que puede pasar en esta situación es tener un Estado fracasado, que sea manejado por otros intereses que no son los intereses generales”.

Lo que no pasa por la cabeza de Villepin y menos por el de los beneficiarios de la “guerra” contra el narcotráfico es que la solución, como en la época de la prohibición en Estados Unidos, es la legalización de algunas drogas, la educación, prevención y curación de los adictos.

Y también la creación de empleos bien remunerados para todos los mexicanos, más universidades, escuelas de arte, tecnológicos, fomento del deporte. Establecimiento de la renta social básica. Esto costaría menos que lo que se gasta en el mantenimiento de las fuerzas armadas, policías, cárceles y sobornos a los hombres del poder.


[1] La Jornada, 25.09, nota de Ciro Pérez Silva, p.3


No hay comentarios.:

Publicar un comentario