lunes, enero 24, 2011


EL GOBIERNO MEXICANO, AL SERVICIO DEL TIO SAM

Tomás Oropeza

24/01/2011.- Wiki Leaks sigue confirmando lo que cualquier mexicano medianamente informado, puede deducir acerca de la catadura del gobierno panista que ha llevado al país a la pesadilla que padecen millones de hombres y mujeres en todo el territorio nacional.

Con una economía absolutamente dependiente de la estadounidense y un modelo económico al servicio de los grandes capitales trasnacionales, causantes del ahondamiento de la pobreza de millones de personas y la casi extinción de las clase media, Felipe Calderón y su gabinete siguen presumiendo de un imaginario blindaje económico del país.

Apoyan su optimismo en la enorme reserva internacional, cuyo monto según el Banco de México era de 116 mil 861 millones de dólares el 11.01.2011 y en los 72 mil millones de dólares otorgados en un préstamo flexible al gobierno mexicano por el Fondo Monetario Internacional “para enfrentar las contingencias económicas de la globalización que pudieran afectar al país”, suma que parece constituir una formidable coraza estabilizadora; ¡claro! si se olvida que el país este año tendrá un crecimiento menor que el pasado, que el desempleo no cesa de aumentar y sobre todo que la economía norteamericana sigue atorada.

De tal manera lo previsible en el futuro inmediato es el estancamiento económico y el aumento de la inconformidad popular por el enrarecimiento de alimentos, pasajes, combustible y servicios, contra el gobierno de facto que abiertamente ha militarizado casi todas las entidades del país, en prevención de un estallido popular al estilo de Túnez que en unos cuantos días derrocó a un gobierno impopular y represivo.

Ese parece ser el verdadero objetivo de Felipe Calderón al convertir, conforme al Acuerdo para la Seguridad de América del Norte (Aspan) y el Plan Mérida, al Ejército y la Marina en fuerzas de choque para supuestamente combatir bandas criminales. Así como la creación de grupos paramilitares que hacen el trabajo sucio y el establecimiento de hecho de un estado de excepción en vastas zonas del territorio nacional.

Otra consecuencia de la guerra de Calderón ha sido el fortalecimiento de las bandas delincuenciales avitualladas con armamento norteamericano (que como Los Zetas esta constituida por ¿ex? militares de elite adiestrados en Estados Unidos para combatir a las guerrillas mexicanas) que mantienen bajo su control varias regiones del país imponiendo el terror a la población.

Logrando de ese modo paralizar al pueblo por la tenaza constituida por militares y narcos.

La noticia publicada por el Washington Post de que miles de soldados y policías mexicanos están siendo entrenados a cuenta del gobierno de Barack Obama en Colombia, por militares que durante décadas han violado los derechos humanos de los campesinos colombianos en su guerra contra las FARC y los carteles de la droga, es otra clara evidencia del intervencionismo del gobierno estadounidense en los asuntos nacionales y del ilimitado entreguismo de Felipe Calderón. Pero también es una advertencia de que vienen tiempos de mayor violencia y represión contra el pueblo si no se logra detener este proceso.

Este hecho esta íntimamente vinculado con las declaraciones de JP Crowley, portavoz del Departamento de Estado de E.U. en el sentido de que los carteles de la droga mexicanos significan un riesgo para la seguridad de Norteamérica y las recientes declaraciones de la secretaria de Estado Hillary Clinton, luego de la reunión con la canciller mexicana Patricia Espinosa en el sentido de que el Plan Mérida deberá implicar también el combate a los carteles asentados en Centroamérica y continuar más allá del 2012, cuando en México habrá relevo en Los Pinos.

Al parecer se trata de convertir a los ejércitos colombiano y mexicano en fuerzas de choque de Estados Unidos para llevar o reactivar la narcoguerra por lo pronto en Centroamérica, pero también podría ser Sudamérica (Bolivia y Perú son productores de coca). El pretexto: la gran movilidad y versatilidad de los narcos para instalar sus laboratorios y centros operativos.


Las revelaciones de Wikileaks de los documentos diplomáticos de la embajada norteamericana acerca de que Calderón pidió ayuda a los gringos para “pacificar” la fronteriza CD. Juárez; de que el secretario de la defensa nacional General Guillermo Galván Galván pidió permiso al gobierno de Obama para imponer el estado de excepción en algunas regiones del país y de que el FBI somete a interrogatorios a los indocumentados que la migra mexicana detiene en su paso por México rumbo a USA, para detectar a posibles terroristas, deja al descubierto a quienes deberían de velar por la seguridad, la soberanía y la paz en México y nos muestra su servilismo ante una potencia extranjera.

Es claro: la situación actual del país ha sido provocada por Estados Unidos, país que compra los narcóticos que les venden los delincuentes mexicanos, quienes a su vez ganan inmensas fortunas con las que compran armas a los gringos. Allá también las mafias hacen un gran negocio sin correr ningún peligro, vendiéndoles toda clase de armas a los narcos, al ejército y la policía mexicanos y también revendiendo las drogas entre a los consumidores locales.

No cabe duda: Una consecuencia de la aplicación del modelo privatizador diseñado en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional es el crecimiento de la pobreza y la carencia de alternativas de superación para millones de personas, del caldo de cultivo para el aumento de la delincuencia y de la base social del llamado crimen organizado, cuyos dirigentes forman parte de un segmento de la clase capitalista mexicana en busca de incrementar su capital de manera extra legal, pero también dentro de los circuitos de la economía legal.

Se calcula en 40 mil millones de dólares el monto de los ingresos criminales que por fuerza repercuten en la economía del país.
Los especialistas en seguridad nacional como el Doctor Edgardo Buscaglia del ITAM, han criticado que en la estrategia de la guerra de Calderón contra el crimen organizado no se incluya el ataque contra los recursos financieros de los delincuentes. Elemental.

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