martes, marzo 08, 2016

MÉXICO, DE MAL EN PEOR


Tomás Oropeza B.

A pesar de que muchos  sesudos le niegan carácter científico, en México impera la ley de Murphy. Su más conocido enunciado dice que si algo está funcionando mal, seguramente empeorará.
La mala situación económica del país se ha vuelto pésima para la inmensa mayoría, por obra y gracia de los señores que lo mal gobiernan. Y que ahora, igual que en otros tiempos, le echan la culpa a “factores externos”.


Si en los años en  que Carlos Salinas ejercía la presidencia alguien hubiera pronosticado que el futuro sería peor,  habría sido tachado de pesimista y amargado. Pero llegó Zedillo y la situación empeoró. Luego llegaron los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón y cada uno con su propio estilo superarían a sus antecesores ante la estupefacción de todos.


Con Enrique Peña Nieto todo lo que estaba mal ha empeorado. Y ya nadie lo tacha a uno de pesimista si pronostica un futuro más negro que el presente. Hay consenso en que nada bueno podemos  esperar si no hacemos algo. Pero no se sabe exactamente qué hay que hacer.


Por ahora tenemos que los precios del petróleo se han deteriorado cerca del 75 por ciento. El dólar sube todos los días y el peso se ha devaluado aproximadamente un 25 por ciento. Cada semana se anuncian nuevos recortes al gasto público y al  presupuesto (Hacienda recortó 132 mil 300 millones de pesos este año) Y como resultado tenemos miles de trabajadores en Pemex, la CFE, SEP y otros lados lanzados a la calle.  Y a cada rato se diagnostica que la economía crecerá menos de lo que se había calculado.


A pesar de todo esto Peña Nieto sigue diciendo que hay que seguir avanzando en la aplicación de las reformas estructurales. Así lo hizo ante más de 800 ricachones en la  24 reunión Plenaria 2016 de Consejeros de Banamex (05.03.16. El Universal), donde presumió de que el país está mejor preparado para enfrentar la volatilidad y el “bajo desempeño de la economía mundial”. Ante los miembros del consejo de Banamex Manuel Medina Mora, Alfredo Harp Helú y Roberto Hernández, Peña dijo que en México hay estabilidad, que su  economía ha crecido más que en los tres sexenios anteriores, que las inversiones siguen llegando al país y se están creando empleos.


El día anterior Agustín Carstens, gobernador del  Banco de México, había anunció que el crecimiento del PIB será menor a lo pronosticado, ya se ubicará  entre 2 y 3 por ciento. Y adelantó que en 2017 la economía crecerá cuando mucho entre 2.5 y 3.5 por ciento y no el optimista 4 por ciento que se pensaba.También adelantó que la IP ofertará 20 mil empleos menos y sostuvo que cuando mucho se crearán unas 710 mil nuevas plazas laborales (se requiere un millón 300 mil para darle chamba a los jóvenes que se incorporan al mercado laboral). Y que seguirán cayendo los precios del petróleo, las materias primas y habrá aumento en el precio de la gasolina (Informe trimestral octubre-diciembre 2015 del Banco de México) Yo no le creo a ninguno, pero así dijeron.
Se ha publicado que cientos de millones de dólares se han fugado del país, pese a que sus dueños son atendidos como reyes entregándoles los recursos naturales para que los destruyan a su antojo. Entre agosto de 2014 y en enero del año en curso se retiraron 53 mil 615 millones de dólares. Y en ese mes se registró una huida de 6 mil 173 millones de dólares (La Jornada 04.03.16)


A las compañías mineras se les ha concesionado más de la quinta parte del territorio nacional hasta por 50 años, facilitandoles la exploración de la fuerza de trabajo para que mejoren sus ganancias. Excentándolos del pago de impuestos para tenerlos contentos, pero aún así se van a pesar del servilismo del gobierno de Peña Nieto durante el cual se desplomó la inversión extranjera directa 83 por ciento. La causa es la caída en los precios de los minerales y metales debido a la recesión económica mundial. El número de empresas pasó de mil 83, en 2012, a 267 a principios de año.


El país se está hundiendo. No se puede contrarrestar la crisis capitalista aplicando la misma política económica neoliberal que la ha agudizado en todo el mundo.
Los únicos que podrían sacar al país y al mundo entero del abismo de miseria, violencia y cinismo en que lo ha hundido la burguesía y sus Estados  son los trabajadores, campesinos y pueblos indios.
Puede sonar utópica esta afirmación. Pero la crisis actual del sistema es la demostración palpable de que la clase capitalista hace mucho dejó de ser revolucionaria y se convirtió en una clase parasitaria y depredadora.


Es una necedad creer que la terrible crisis económica, social, ecológico y moral que vive la humanidad podrá resolverse dentro de los marcos del sistema de producción capitalista.


Es necesario abandonar toda esperanza en que las cosas se resolverán por sí mismas y aceptar que sólo la lucha organizada de todos los explotados, orientada por un programa revolucionario, que se plantee la  destrucción del aparato estatal y la expropiación de los medios de producción por la clase obrera, podría iniciar el proceso de superación de los males generados por el capitalismo.



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