martes, abril 05, 2016

DE LA LEY BALA A LA LEY PEÑA
Tomás Oropeza B.

En medio de la peor crisis ecológica que se ha vivido en la capital del país, donde más de 20 millones de personas trabajan y  sobreviven respirando humos venenosos generados por más de 6 millones de automotores, cientos de aviones que aterrizan y despegan diariamente en el aeropuerto internacional de la CDMX y miles de fábricas que nadie menciona, pero que trabajan las 24 horas de todo el año contaminando aire, tierra y agua en uno de los mayores espacios urbanos creados por el capitalismo,  el gobierno, de Miguel Ángel Mancera no da pie con bola. Y el resultado es que el ex DF se ha convertido en un escenario de pesadilla para sus sufridos habitantes.

En este panorama que no podría ser más sucio e irritante, a finales de marzo los diputados de todos los partidos (excepto Morena) aprobaron en la Comisión de Gobernación  la Ley Reglamentaria del Artículo 29 de la Constitución Mexicana para normar las condiciones que le permitirían a Peña Nieto repetir en escala nacional lo que hizo contra el pueblo de Atenco hace 10 años, cuando envió a miles de policías a reprimir, torturar, violar mujeres y asesinar, para vengarse de los campesinos que habían derrotado a Vicente Fox, el presidente panista, en su intento por construir un enorme aeropuerto internacional  en sus tierras de cultivo. Demostración de fuerza, de clasismo y racismo que lo catapultó a la presidencia, por parte del PRI y una oligarquía dispuesta a todo, para hacerse nuevamente de Los Pinos.

Hay que hacer mención que unos días antes el sucesor de Peña en el gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, hizo aprobar una ley que regula el uso de la fuerza pública en esa entidad, a la que decenas de organizaciones sociales, entre ellas el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra,  se oponen porque atenta contra las garantías individuales al anular el derecho a manifestarse, la libertad de expresión y  autoriza a la policía a usar armas letales contra quienes luchen por sus reivindicaciones mediante huelgas, marchas, etc.

Hace unos años, el gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, había logrado la aprobación de La Ley Bala, mediante la cual sus esbirros podían acribillar a mujeres y niños que "pusieran en peligro sus vidas", como hicieron en Chalchihuaplan donde asesinaron al niño Alberto Tehuatlie Tamayo.

Ahora sólo falta que ésta ley aprobada en la Comisión de Gobernación sea presentada ante el pleno de la Cámara de Diputados para que entre en vigor. Y lo más seguro es que ahí se repita el lamentable espectáculo donde todos los diputados –o casi todos- refrenden la Ley Peña, que suspende las garantías individuales y establece el estado de excepción, si un ejército extranjero osara poner su planta en suelo mexicano (¿para impedir la defensa de la patria?); si hubiese un desastre natural (terremoto, inundación, erupción volcánica); epidemias, perturbación grave a la paz (¿?) crisis económica que provoque disturbios (como la que ya se vive en el país) etc.

No cabe duda, la oligarquía mexicana y su narco estado saben que el México profundo, podría rebelarse. Y por ello está preparándose para un golpe de Estado legal.
Los recortes presupuestales a la educación, agricultura, salud, vivienda, etc., para el año próximo, los despidos masivos, el desempleo de millones de jóvenes, aunado a la inflación y la recesión económica, son caldo de cultivo para el muy justificable y creciente descontento social.


Peña Nieto y su gabinete han demostrado su ineptitud. La crisis económica que han agudizado con su necedad neoliberal, el crecimiento de la miseria y la concentración de enormes fortunas en manos de una burguesía parasitaria, no debe continuar.