jueves, febrero 23, 2017


MEXICALI EN PIE DE LUCHA RESISTIENDO LA VENGAZA DE KIKO VEGA

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Por  Nelly Moro

El 13 de febrero Mexicali, Baja California fue escenario de un episodio de represión del Estado, pues compañeros activistas del movimiento Mexicali Resiste  que están en contra del gasolinazo , la privatización del agua, por la reducción del Impuesto Predial y la abrogación del Impuesto de Alumbrado Público entre otras demandas, fueron  golpeados y encarcelados por protestar y a exigir sus derechos.  Como en un acto de  venganza  por las masivas movilizaciones que han obligado a declinar al gobierno panista  en sus intenciones de privatizar el agua y otros actos corruptos, el gobernador panista Francisco “Kiko” Vega y el alcalde  panista Gustavo Sánchez mandaron a reprimir a los compañeros que se encontraban en una manifestación frente al palacio municipal de Méxicali, golpeándolos brutalmente y amenazándolos. Catorce manifestantes fueron encarcelados, entre ellos el profesor Ignacio Gastélum, Don Nacho, uno de los activistas más destacado en la lucha contra las medidas del antipopular gobernador.
El propio profesor nos relata:
“  El domingo 12 decidimos tomar el edificio del gobierno municipal  panista que se niega a resolver la parte del pliego de demandas del movimiento, entre otras suprimir los nuevos impuestos, al predial y a la luz mercurial.
 Convocamos a la  población a manifestarse por esas demandas, por medio de la radio, la televisión, giras, volanteo, etc. Asistieron alrededor de 1,000 personas.
El lunes a las 7:00 de la mañana se concentra mucha gente. Sin embargo, salen del edificio unos 60 policías municipales.
A las 8:30 de la mañana, un funcionario se acerca. Pide que pasen los empleados. No hay acuerdo. Los policías forman una valla para que entren los trabajadores, pero estos se niegan.
La cadena  humana resiste; todo se vuelve empujones. Una compañera es arrastrada por los policías. El profesor Montoya es derribado. Vemos al compañero Filiberto en el suelo, arrastrado por los policías. Quiero ayudarlo, pero me toman por la espalda, me empujan, me tiran al suelo, casi me ahorcan.
 Muchas personas graban con celulares. Grito por que el dolor de mi brazo es muy fuerte, me lastiman las esposas que han colocado. Me llevan al sótano del palacio municipal, poco a poco llegan otras trece personas. Las suben a una camioneta y las trasladan a la comandancia. A mi me llevan a una patrulla.
Llegamos a la comandancia nos quitan pertenencias, teléfonos etc, Nos pasan al doctor que certifica nuestras lesiones. Llegan personas de la comisión de Derechos Humanos. Nos llevan a unas celdas de tres y medio metros cuadrados, con un retrete que rebosa de materia fecal.
Por fin, atienden a los enfermos, algunos de los cuales padecemos diabetes. Nos traen alimentos. Luego nos llevan al Ministerio Público. Nuestros licenciados logran entrar. Afuera aumenta más y más la presencia de manifestantes. Desde todo el país comienza a llegar la exigencia de que nos liberen. Finalmente, el movimiento nos libera como a las 8:00 de la noche.
Hay unas 600 personas que desde temprano se manifiestan combativa mente. Aplauden nuestra salida y nos abrazan.” (1)
Es importante mencionar que los compañeros detenidos aunque ya se encuentran libres, su proceso jurídico sigue, se les imputan los cargos de sabotaje y motín, por eso es importante solidarizarnos con estos compañeros y exigir el retiro de los cargos, además de exigir la salida del gobernador Francisco Vega el cual anda cochupando con empresario y  políticos entregando los recursos naturales de los bajacalifornianos a empresas privadas, es el caso de la construcción de la cervecera Constellations Brands, a dicha empresa el gobernador panista entrego todas las facilidades para construir su fábrica y consumir grandes cantidades de agua, misma que se le niega a los campesinos y poblaciones vulnerables en Baja California.


(1) extracto del suplemento El Trabajo N| ° 8 Martes 14 de Febrero de 2017


miércoles, febrero 22, 2017

UNIDAD SÍ, PERO DE LOS DE ABAJO EN LUCHA CONTRA EL MAL GOBIERNO
Tomás Oropeza B.


Resultado de imagen para trabajadores en luchaDesde hace varios años México atraviesa una crisis económica, social y política.  Hoy dicha crisis se agudizó por los aumentos  de precios de las gasolinas, diésel, gas y electricidad, los cuales  han repercutido en toda la actividad económica incrementando precios y tarifas de todos los bienes y servicios.
Hace unos días EPN dijo que no hay crisis en México, sino “un momento de gran desafio” y poco después aceptó que el país enfrentará una “situación de gran incertidumbre” por la relación con el gobierno de Trump, la devaluación del peso y la próxima renegociación del TLC.
A esas circunstancias habría que agregar  que los precios de las  gasolinas y demás energéticos van a subir o bajar casi todos los días; la deportación masiva de mexicanos desde Estados Unidos; la violencia del crimen organizado y del ejército que se han apoderado de grandes regiones del país; el crecimiento de la pobreza y el desempleo, y los escándalos que todos los días revientan por la corrupción de los gobernadores de todos los partidos políticos.
Como todo mundo sabe los energéticos son necesarios en la producción y el transporte de mercancías y servicios. Un aumento en los precios de las materias primas provoca aumento en los costos de producción y en los precios, cosa que está sucediendo y continuará ahora de manera redoblada, porque casia a diario variarán los precios de los combustibles de manera diferenciada en las noventa zonas en que se ha dividido el país.
Hoy los transportistas reclaman autorización para elevar sus tarifas. Sin pedir permiso la tortilla,  pan,  frutas y verduras, carne, pollo, pescado, las comidas corridas, etc., han subido de precio. También muchos servicios y medicamentos.  Sin embargo  los salarios siguen congelados.  
La ola de indignación que surgió en enero por todo el país contra  el aumento de 20 por ciento de los energéticos, repudiando el gasolinazo y exigiendo la renuncia de Peña mostró a todo el mundo el desprecio que siente la mayoría de mexicanos por el huésped de Los Pinos.
El repudio contra el gobierno peñista no se ha esfumado.  Por el momento se ha replegado y sin duda volverá a resurgir por las  medidas genocidas  que ahora se están instrumentando contra la economía popular y para beneficiar a las empresas petroleras trasnacionales.
Un factor distractor con el que se intentó desviar ese descontento han sido los ataques xenófobos, racistas y clasistas  de Donald Trump contra los mexicanos y la iniciativa de varios partidos, Ongs y personajes como el rector de la UNAM, convocando a la unidad ante el imperio, pero sin cuestionar la desastrosa y entreguista administración de EPN y su gabinete de itamitas.
En la marcha  Vibra México, convocada por los ricachones de Mexicanos Primero liderados por el empresario Claudio X. González -un archienemigo de la educación pública y los profesores de la CNTE-  a pesar de la vigilancia sus organizadores  no pudieron evitar que varios contingentes exigieran la renuncia de EPN y el !FUERA PEÑA!  ¡FUERA PEÑA! se oyera con fuerza  en las calles. La manifestación resultó un vibrante fracaso. Quedando claro que trabajadores y explotados no están dispuestos a unirse con un gobierno corrupto que ha vendido los recursos naturales a las compañías trasnacionales petroleras, mineras, agroindustriales, etc.
Sabemos que es necesaria la unidad, pero esta debe ser en torno a un programa de la clase trabajadora, los campesinos, mujeres y estudiantes pobres, de los pueblos originarios contra las reformas estructurales implementadas por el gobierno de la burguesía “nacional” e imperialista.
Como dice León Chávez Texeiro en una de sus canciones “la Patria no es el amo, la patria no es el juez. La patria son los hijos, la mano que hace el pan, la joven compañera, el joven luchador” (https://www.youtube.com/watch?v=Vp-9FPzos3Y)
Es verdad. México está en peligro y para salvarlo es necesario revertir las reformas energética, educativa y laboral, aprobadas por los partidos del Pacto por México y además salirse del TLC.  Construir una fuerza social, bajo la conducción de la clase obrera y sus aliados, para quitar del poder a los sirvientes del capital.